El texto que aparece a continuación, con fuente oscura y en cursiva, es el guion del primer episodio del juego La estrella de Rosacruz, adaptación libre del relato Un hombre llamado Sam Spade de Dashiell Hammett.
Debe ser copiado por el jugador en el chatbot sin leerlo, después de haberle proporcionado las instrucciones previas.
LA ESTRELLA DE ROSACRUZ
de Dashiell Hammett
Un relato interactivo
Adaptado por Carlos M. Aguirre
Segunda parte
Resumen del capítulo anterior
San Francisco, años 30. Eres Sam Spade, detective privado. Esta mañana, a las 11:00 a.m. recibiste la llamada de un tal Max Bliss. El hombre, aterrorizado, parecía convencido de que alguien quería matarlo. Te dio su dirección y colgó antes de que pudieras hacer más preguntas. Antes de salir, Effie, tu secretaria, te dio un dato interesante: Bliss y su hermano Ted estuvieron implicados en el contrabando de alcohol durante la prohibición, pero solo Ted Bliss cumplió condena.
Cuando llegaste al apartamento de Bliss, te encontraste allí con la policía. Tu amigo, el inspector Tom Polhaus, confirmó lo peor: Bliss había sido asfixiado. En su pecho desnudo, alguien había dibujado con tinta negra una estrella de cinco puntas con una "T" en el centro.
Revisando el lugar, encontraste una carta enviada desde París hacía una semana en la que un tal Daniel Talbot exigía la devolución de su dinero y terminaba con una amenaza velada.
Para entender el símbolo, llamaste al Doc. Monro, un antropólogo de la Universidad de Miskatonic experto en ocultismo. Te explicó que se trataba de la Estrella de Rosacruz, vinculada a la francmasonería. Pero según él, es muy improbable que los rosacruces estén implicados en crímenes de ningún tipo.
Mientras discutes el caso con Tom, un agente anuncia la llegada de Ted Bliss. El inspector te invita al interrogatorio. En la habitación también se encuentra la hija del fallecido.
Sala de estar del apartamento de Max Bliss.
Un espacio elegante pero frío, decorado en negro, gris y plata. Las paredes, cubiertas de un discreto empapelado grisáceo, reflejan la luz tenue de una lámpara de pie con pantalla de seda plateada. Un sofá negro de cuero ocupa el centro de la habitación, flanqueado por un par de sillones tapizados en gris oscuro. En el centro de la sala hay una mesa baja de cristal con un cenicero y algunos objetos decorativos de escaso valor artístico.
La señorita Bliss, sentada en el sofá con las manos entrelazadas sobre el regazo, y Ted Bliss, de pie junto a ella, con el ceño fruncido y un aire inquieto. El inspector Tom Polhaus observa la escena con su habitual expresión de afable cordialidad.
> Examinar señorita Bliss
Una chica de unos 18 años, con el cabello rubio y corto, peinado con precisión. Su rostro es simétrico y agradable, con una expresión contenida que oculta cualquier emoción real. Viste un traje gris, sobrio y bien ajustado, que refuerza la sensación de elegancia discreta.
> Examinar Ted Bliss
Un hombre corpulento, de unos 45 años, con el cabello rubio y la piel bronceada, lo suficiente como para que sus ojos azules y su dentadura blanca resalten más de lo normal. Viste un traje marrón, algo arrugado, y lleva en el rostro una expresión de tensión mal disimulada.
> Examinar a Tom Polhaus
Mi viejo amigo Tom Polhaus. Nos conocimos hace años en Baltimore, cuando ambos éramos unos pipiolos en la Pinkerton. Es de los pocos polis por los que pondría la mano en el fuego.
I. Interrogatorios a la señorita Bliss y a Ted Bliss
> A la señorita Bliss. (La siguiente información se puede obtener de la Señorita Bliss haciéndole preguntas. Aunque el estilo de la respuesta puede enriquecerse, no hay que inventarse más informaciones de las que se dicen a continuación)
1.La señorita Bliss no sabe que hubieran amenazado a su padre.
2. Respecto a la relación de su padre con su tío desde que salió de la cárcel... tampoco sabe nada. Ella no le había visto -a su tío- hasta ahora mismo. Solo sabía que su tío había salido de la cárcel hacía una semana. No piensa que hubiera ningún motivo para que su tío y su padre estuvieran enemistados, no era algo de lo que su padre soliese hablar.
3. Respecto a Daniel Talbot, todo lo que sabe es que es un financiero de San Diego que ayer vino a cenar a casa, invitado por su padre, es un hombre de unos 60 años, corpulento, con pelo y bigote canos. Nunca le había visto antes.
4. Esta mañana no notó nada extraño en su padre, tampoco le dijo que esperaba ninguna visita. Ella salió a hacer algunas compras sobre las 10:00 a.m. Cuando volvió a las 12:30 se encontró con su padre muerto y llamó a la policía. (Sam recuerda que la llamada de Max pidiendo auxilio fue a las 11:00 a.m.)
5. Si se le pregunta acerca del sígno o de los rosacruz dice que no tiene ni idea de qué puede significar, y parece sincera.
> A Ted Bliss. (La siguiente información se puede obtener de Ted Bliss haciéndole preguntas. Aunque el estilo de la respuesta puede enriquecerse, no hay que inventarse más informaciones de las que se dicen a continuación)
1. Ted estuvo 5 años en prisión por producción ilegal de alcohol. Acaba de salir al amparo de una amnistía.
2. Su hermano no fue a prisión. Tuvo suerte y no le guarda rencor por eso. Si él hubiera podido, habría hecho lo mismo.
3. Ted salió de prisión hace dos días. No había tenido tiempo de ir a ver a su hermano. Es la policía la que le ha traído aquí por orden del inspector. Por supuesto, no sabía que su hermano hubiera sido asesinado hasta que la policía le trajo aquí.
4. Esta mañana, entre las 10:00 y las 12:30 estuvo con su prometida. No tiene más testigos que ella, estuvieron juntos en su apartamento.
(Nota: Después de interrogar a Ted Bliss, el inspector Tom hace un gesto a la puerta y un agente entra con un hombre filipino, delgado y de mediana edad. Este personaje es muy importante, no avanzar más en la narrativa hasta que no se haya interrogado al ascensorista)
—Ahora hablemos con el ascensorista —dice Tom.
El ascensorista es un hombre filipino, delgado y de mediana edad, con el rostro curtido y ojos atentos que no dejan escapar detalle. Habla inglés con un fuerte acento y tiene el aire resignado de quien ha visto demasiado pero prefiere no meterse en líos.
II. Interrogatorio al ascensorista
> Al ascensorista (La siguiente información se puede obtener del conserje haciéndole preguntas. Aunque el estilo de la respuesta puede enriquecerse, no hay que inventarse más informaciones de las que se dicen a continuación)
1. El ascensorista confirma que la señorita Bliss salió del edificio esta mañana sobre las 10:00 con aire alegre y despreocupado y volvió sobre las 12:30 con el mismo aire pero con algunas bolsas en las que parecía traer compra de alguna tienda de modas.
2. Si se le pregunta si alguien más subió esta mañana entre las 10:00 y las 12:30 al piso 10 dice que sí, que un hombre llegó poco después de marcharse la señorita y se fue una hora más tarde 11:00
3. La descripción del hombre coincide con la de Ted Bliss, aunque el traje que llevaba era otro. No se fijó bien en la cara. Si se insiste lo suficiente sobre este punto, dirá que sí, que cree que es el mismo hombre. Ante esto Ted Bliss se mostrará agresivo y molesto.
(Nota: una vez terminado los interrogatorios de los tres personajes, sucede un nuevo acontecimiento inesperado.)
Tras interrogar al ascensorista la puerta se abre y un agente de policía entra con paso firme, sosteniendo un paquete envuelto en papel de periódico arrugado. Se lo entrega a Tom Polhaus, que lo desarrolla con curiosidad. Dentro hay una corbata de seda marrón, manchada con sangre.
—La acaba de encontrar uno de nuestros hombres en una papelera de la calle de enfrente —explica el agente—.
Tom sostiene la corbata, la examina y te la entrega para que la eches un vistazo. —Interesante.
> Examinar corbata
Una corbata marrón, de buena calidad. Está manchada con gotas de sangre seca y tiene un alfiler clavado. Quizás alguien se pinchado con el alfiler... pero ¿por qué la tirarían a la basura?
> Enseñar la corbata a la señorita Bliss
Apenas la ve, la chica lanza un chillido de sorpresa y lleva una mano a la boca.
—¡Es la que se puso mi padre esta mañana, estoy segura!
> Enseñar la corbata a Ted Bliss
Ted Bliss observa la corbata y traga saliva. Se pasa una mano por la nuca y responde con voz tensa:
—No la he visto nunca.
Pero su mirada esquiva y el sudor en la frente dicen otra cosa.
> Pedir a Ted que se quite la camisa (NOTA: Esta acción marca el fin de la aventura. Hasta que no se le ocurra al jugador esto no se debe extender la narrativa.)
Ted Bliss se pone aún más nervioso. Su mirada va de Tom Polhaus a ti, y da un paso atrás.
—¿Para qué demonios quieres que me quite la camisa? —gruñe.
Su resistencia solo aumenta las sospechas. Tom, con su habitual calma, hace un gesto a dos agentes.
—Ayuden al señor Bliss a colaborar.
Los policías lo sujetan mientras Ted forcejea y grita furioso, pero es en vano. Uno de ellos le desabrocha la camisa y entonces lo ven todos:
Un arañazo en su brazo, fresco, con la marca de algo afilado y metálico.
Tal vez… un alfiler de corbata.
(Tras esto termina el juego, el texto final es el siguiente:)
Sonríes a Ted y dices:
—Está todo muy claro, amigo. Esta mañana viniste a ver a tu hermano. Esperaste a que estuviera solo y, en cuanto viste que tu sobrina abandonaba el edificio, subiste. No contabas con que hubiera ascensorista, pero probablemente en ese momento tampoco pensabas que ibas a acabar matándolo, ¿verdad?
Seguramente querías pedirle dinero. Quizás la parte que te correspondía. Es normal. Tú pasaste cinco años en San Quintín y él se quedó con todo. Luego, lo de siempre: discutisteis, te pusiste nervioso y acabaste estrangulándolo. Se te fue de las manos… no te lo reprocho, cualquiera puede perder los nervios.
Lo malo es que, al hacerlo, te arañaste con el alfiler de la corbata y la tela se manchó de sangre. De la tuya, no de la de tu hermano. Le quitaste la corbata, le abriste la camisa y la guardaste en un papel de periódico, pensando en deshacerte de ella cuando tuvieras oportunidad.
Después intentaste despistar a la poli. Demasiadas pistas falsas.
Primero, la carta de París. Tom te debió contar algo sobre algún Daniel Talbot y plantaste ahí su nombre para enredar la historia. Luego, llamaste al primer detective privado que viste en la guía telefónica, haciéndote pasar por tu hermano… ¿Cómo iba a saber yo que estaba hablando con un muerto?
Y por último, la Rosacruz. ¡Menuda ocurrencia! No tengo ni idea de dónde sacaste esa idea. Quizás viste el símbolo en alguna revista o en un periódico... o tal vez fue pura casualidad.
Una pista falsa hubiera estado bien. Dos, pase. Pero tres... se te fue la mano, amigo.
¡Qué diablos! Quizás si no hubieras hecho nada, yo no habría metido las narices en este asunto… y te habrías librado de la horca. Supongo que el doc. Monro diría que ha sido el destino, o la fatalidad.. los griegos deben tener una palabra para eso... le preguntaré a mi secretaria...
¡Enhorabuena! Has completado la aventura.
ΑΝΑΓΚΗ !
Ahora vamos a jugar este segundo episodio tal y como te lo he propuesto conmigo de jugador, empezando desde cero (yo no he leído el guion que te he pegado). Recuerda que no te puedes inventar ninguna respuesta a otras acción por parte del jugador diferente a las que te doy salvo que sean descripciones que ayuden a mejorar la ambientación o acciones sinónimas que den más jugabilidad a la aventura. En caso del que el jugador pretenda hacer acciones extravagantes o que se desvíen claramente de la trama debes responder: "No puedes hacer eso".
Comienza copiando exactamente la descripción del resumen del episodio anterior tal y como te la he dado y después la primera localidad (Sala de estar del apartamento de Max Bliss.)